IES VIERA Y CLAVIJO
Educación Afectivo-Sexual
A raíz del 25N y de un taller sobre educación afectivo-sexual, el alumnado de 2.º de Bachillerato creó diferentes artículos de opinión que nos invitan a reflexionar. Veamos a continuación algunos de ellos:
NABILA CHAMSEDDINE AFONSO
2.º BACHILLERATO I
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Por una sociedad más tolerante y respetuosa
Está claro, que la educación afectivo-sexual es beneficiosa para la sociedad. Su enseñanza en los colegios, según la UNESCO, ayuda a prevenir la violencia de género y mejorar la salud sexual. A esta institución se le unen muchas otras, como la ONU o UNICEF, que afirman lo siguiente: “este tipo de formación es la base para lograr la igualdad social y de género”.
A pesar de ello, son pocas las personas que son instruidas en este tema durante la niñez. Esto provoca que no sean capaces de tomar decisiones conscientes en sus relaciones. Con el propósito de poder cambiar esto último, enseñando a los alumnos a mantener relaciones sociales y sexuales con salud y dignidad, la UNESCO le ha puesto nombre a la educación afectivo-sexual: la educación integral en sexualidad (EIS). Este organismo aporta diferentes razones para que esta educación se instruya en los colegios a partir de una edad temprana. Además de fomentar la igualdad, se ponen sobre la mesas motivos de evasión de abusos, prevención de violencia de género y control de las ETS.
También aporta la idea de desarrollar la confianza en sí mismo. Esto me parece la base de todo lo anterior, ya que si cada persona establece una autoestima, será capaz de saber manejar cierto tipo de situaciones y podrá gestionarse en sus relaciones sociales.
Por otro lado, surge la cuestión del papel de la familia. Lo ideal sería que esta prestara su apoyo e impartiera la formación de salud sexual, y que la educación que se dé en los centros, fuera meramente complementaria. Una buena compaginación entre centros y familias contribuirá al desarrollo de los niños y adolescentes, de forma que podrán sentirse libres y conscientes en sus relaciones.
Gracias a esta iniciativa, las incertidumbres de los adolescentes cuando comienzan a conocer su sexualidad serán mínimas. También ayudará a los niños a identificar la violencia de género que puedan estar sufriendo en casa y a transmitirlo a su entorno. Esta educación supondrá un cambio en la sociedad, haciéndola más tolerante y respetuosa, y normalizará un tema común para todos.
En definitiva, la educación afectivo-sexual es, en mi opinión, igual de importante que las demás materias que se imparten, y determinará el incremento de entornos sociales conscientes y responsables en torno a la sexualidad.
MARCOS SIMÓN RODRÍGUEZ
2.º BACHILLERATO B
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La educación, la mejor arma
Para que tengan lugar situaciones de violencia de género, hay un sistema que las está sosteniendo. Si tenemos en cuenta que la escuela es uno de los contextos de socialización más importante y a través de dinámicas que tienen lugar en ella podemos estar transmitiendo y repitiendo esas pequeñas violencias más sutiles, es necesario tomar consciencia de cómo ocurre eso para poder cambiarlo. La violencia de género constituye uno de los problemas de mayor magnitud dentro de la sociedad actual, para evitarla, es de vital importancia desarrollar actuaciones desde el ámbito educativo.
A la hora de combatir la violencia de género en el ámbito educativo, recogemos valores aprendidos de muchos escenarios de nuestra vida, que ocupan un lugar muy importante en la misma. Nuestro comportamiento sexual es un conglomerado de todos estos aspectos y su evolución, por ello, la educación afectivo-sexual es un proceso vital en la madurez de una persona, “aumentando el auténtico respeto y mejorando las capacidades de proyectarse en la vida a largo plazo”, indica Carlos Beltramo, coordinador del Área de Educación del Carácter y la Afectividad y del proyecto Educación de la Afectividad y Sexualidad Humana del Instituto de Cultura Sociedad de la Universidad de Navarra, en su artículo para Educaweb.
Por otro lado, la educación afectivo-sexual en las escuelas tiene efectos positivos entre el alumnado, “les ayuda a mejorar sus actitudes respecto a su salud sexual y reproductiva”, según afirma la Unesco en su estudio Orientaciones técnicas internacionales sobre educación en sexualidad. Este organismo internacional y otros como la ONU, UNICEF y otras abogan por que el alumnado reciba educación afectivo-sexual en los centros educativos, impartir este tipo de información con un enfoque que abarque la educación emocional y las habilidades sociales, además de la sexualidad. Se tiene que tener en cuenta, en el caso de los hombres, la resistencia que existe entre ellos a cambiar su rol tradicional, aunque en los últimos años se hayan empezado a cuestionar los fundamentos en los que se basaba la masculinidad. Por ello, se deben poner en práctica experiencias que permitan desarrollar otro tipo de masculinidad más enfocada a la autonomía que necesariamente incluye aprendizaje del cuidado de sí mismo y de otras personas.
La existencia de estos roles sexuales y el consecuente sexismo que conllevan, no solo provoca una desigualdad social marcada entre hombres y mujeres desde que el/la niño/a es educado/a dentro de la familia con comportamientos que favorecen estas actitudes, además minan la esencia personal, pasando por la estructura familiar y llegando a tener repercusiones en cómo tratamos a los demás.
El ámbito escolar debe participar y contribuir a modificar opiniones y actitudes sobre la sexualidad y el género, así como la construcción de nuevas identidades sexogenéricas, otorgando a la sexualidad y género su justa y correcta dimensión. Si les dotamos a las generaciones futuras de pautas de protección y actuación ante casos de maltrato o abuso les estaremos protegiendo. El que niños o niñas comprendan que se pueda decir no ante besos, abrazos, o caricias no deseadas y su entorno respete cómo desean transmitir sus muestras de afecto, les aportará por un lado, consciencia de que su cuerpo es suyo y les pertenece, y por otro lado, les empoderará para rechazar cualquier tipo de relación no deseada.
Para poder prevenir las violencias machistas, los abusos, los acosos, las conductas sexistas, etc. debemos de concienciar y facilitar recursos, técnicas y herramientas que sean alternativas a los modelos de violencia normalizados y socialmente establecidos, la ampliación del registro de víctimas a otras forma de violencia fuera de la pareja, permitirá visualizar y abordar mejor este tipo de agresiones.
GABRIELA PIÑERO RODRÍGUEZ
2.º BACHILLERATO I
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Una educación sexual de calidad es la clave para la obtención de una sociedad segura
La "educación afectivo-sexual", una de las no tratadas hasta ahora, puede ser definida como una pedagógica, que utiliza información rigurosa, objetiva y completa a nivel biológico, psíquico y social, para formar en sexualidad. Pero ¿Donde se debe desarrollar esta laboriosa actividad en la sociedad?
Las escuelas son punto clave para llevar a cabo la “educación afectivo-sexual” y, sobre todo, para crecer entre buenas personas en la sociedad. Este aprendizaje en colegios, institutos y universidades tiene efectos positivos entre el alumnado: les ayuda a mejorar sus actividades respecto a su salud sexual y reproductiva, pero además contribuye a la prevención y reducción de la violencia y la discriminacion de género, afirma la UNESCO en su estudio Orientaciones técnicas internacionales sobre educación en sexualidad. Un enfoque basado en la evidencia (2018), en el que analiza los resultados de programas educativos sobre sexualidad alrededor del mundo.
Miles de programas educativos sobre sexualidad han reflejado en la mayoría de sus resultados, que es necesario abogar porque el alumnado reciba este aprendizaje sexual personal e interpersonal en los centros educativos, ya que consideran este tipo de formación es la base para lograr la igualdad social y de género. Sin embargo, desgraciadamente a pesar de la clara evidencia que defiende la beneficiosa que es la integración de esta educación, pocos niños y jóvenes reciben “una preparación que los capacite para tomar decisiones informadas acerca de su sexualidad y sus relaciones de manera libre y responsable”, según señala la Organización Mundial de la Salud (OMS), de esta manera se contradice a la información de las escuelas como supuesta educación ofrecida e incluso a las decisiones del gobierno; realmente son tratadas por pinceladas. Y, ¿Cómo luchamos contra esta mala forma de educar la sexualidad que tantos problemas deja evidenciados en la sociedad?
La APFM propone una Educación Sexual Integral dirigida a que los y las jóvenes dispongan de las herramientas necesarias para desarrollar y disfrutar de su sexualidad. Como tal, considera la sexualidad como una dimensión inherente al ser humano, presente a lo largo de toda la vida, con componentes físicos y psicológicos, y empleada en el desarrollo afectivo y social. Este proceso de enseñanza basado en programas dirigidos al núcleo de la sociedad que más los beneficia, trata tanto de aportar información como enseñar a adquirir las aptitudes y actitudes necesarias para la sexualidad. Dentro de esta, sus componentes básicos de enfoque para desarrollarla son: género, salud sexual y reproductiva, derechos sexuales, placer, relación, diversidad y, por último, la violencia.
Una de las razones por las que muchas instituciones participan en este monográfico es la forma de desarrollar la autoestima del alumnado y la confianza en sí mismo que aporta esta educación. Según la UNESCO, la educación integral en sexualidad proporciona estos valores “al aprender acerca de sus emociones, la autogestión, como la higiene o el comportamiento; las habilidades sociales, como el manejo de conflictos, y la toma de decisiones responsables”. Se considera esta razón la más importante por englobar cada una de las anteriores existentes, y a su vez, aportar un mayor aprendizaje.
En conclusión, impartir una educación sexual de calidad es la base clave para la obtención de una sociedad segura, con buenas relaciones generadas, menos problemas y más felicidad. Definitivamente, la sexualidad forma parte de la vida, las personas tienen derecho a una educación de cualquier tipo, la sexualidad no es sólo reproducción y las personas no nacen sabiendo todo de ello; y los encuentros deberían ser seguros y deseados. Esto se debe empezar a tratar en el lugar de mayor desarrollo de personas que se unen a la sociedad, los centros educativos.
ELENA CHÁVEZ DARIAS
2.º BACHILLERATO B
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Por la igualdad y la no discriminación
Todos, alguna vez, nos hemos cuestionado a nosotros mismos; nos hemos hecho preguntas que nos han estado rondando desde un primer momento. Preguntas, tal vez absurdas, pero que nos llenan de dudas que necesitamos resolver: ¿Qué me gusta? ¿Qué necesito? ¿Es suficiente...? ¿Lo será? Un inmenso interrogante que nace por la falta de conocimiento sobre nuestros gustos, preferencias y fetiches.
Sabido es que los afectos son importantes en la vida de todos, pero que aún pervive la idea de que las cuestiones relativas a afectos y sentimientos son más propias de las chicas que de los chicos, juzgándose en ellas como “natural” lo que en ellos se valora como “debilidad”, esto es, el dedicar tiempo de preocupaciones y conversaciones a asuntos afectivos.
Esta diferente percepción tiene su origen en los estereotipos de género que todavía perviven con fuerza en nuestra sociedad. Nuestro objetivo es que nuestros jóvenes adquieran las capacidades básicas para su desarrollo humano: la autonomía personal, la capacidad de ser responsables del propio proyecto de vida, el desarrollo de la afectividad, la capacidad de comunicación, la inteligencia, la creatividad, la actividad y la eficiencia. Específicamente, el logro de la autonomía personal y emocional de las chicas y que los chicos desarrollen la ética del cuidado, la expresión emocional y la empatía para la convivencia.
Es aquí donde gana gran importancia la educación afectiva-sexual. El objetivo de construir una sociedad y unas generaciones en las que todos, hombres y mujeres, puedan relacionarse y vivir en total igualdad, inclusiva y con tolerancia cero contra las discriminaciones; se consigue dándole esta herramienta a los más jóvenes.
Esta representa un pilar básico, formando parte de la formación integral de nuestros más pequeños. Asimismo, ayuda a la explicación de muchos procesos trascendentales, como la construcción de la identidad de género o las relaciones afectivas en el mundo de nuestra cultura que nos rodea, y no se nos queda tan solo en el conocimiento puramente biológico. Hablar de sexualidad es hablar de autoestima, de afectos, de placer, de respeto; y también de relaciones sexuales, de embarazo y anticoncepción, así como de prevención de enfermedades de transmisión sexual (ETS).
Por todo ello, es imposible separar sexualidad y afectividad. Si pretendemos construir una sociedad en la que hombres y mujeres podamos convivir en igualdad y sin discriminaciones, es imprescindible proporcionar una educación afectiva y sexual de calidad. El conocimiento sexual nos ayuda a crecer como personas.
ALEXIA GARCÍA BOSCH
2.º BACHILLERATO I
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Rompiendo mitos
La educación afectivo sexual trata en definitiva de ayudar a nuestros jóvenes a quererse y valorarse desmontando estereotipos imposibles, construyendo relaciones sanas y así poder cuidar a otras personas.
La intervención educativa y social tiene un papel fundamental en la eliminación de estereotipos y comportamientos que se desencadenan en violencia machista. En este sentido la educación afectivo sexual en la adolescencia periodo en el que comienza este tipo de experiencia es esencial para fomentar la autoestima y seguridad entre jóvenes pero me voy a relaciones sanas basadas en apego saludable desarrollar actitudes de autocuidado Y en definitiva a divulgar estrategias o factores que ayudan a promover la salud afectivo sexual y que ayuden a desmontar estereotipos físicos y actitudinales que tanta frustración generan.
La educación afectiva sexual debe ser tratada en las escuelas ya que produce efectos positivos para el alumnado: les ayuda a mejorar sus actitudes respecto a su salud sexual y productiva pero además contribuye a la prevención y reducción de la violencia. En la Universidad de Alcalá de Henares se hizo una investigación con los estudiantes sobre la importancia de esta educación afectivo sexual, aplicaron 262 cuestionarios a los alumnos sobre cuestiones inherentes a su preparación académica.
De forma general los análisis de los cuestionarios recibieron poca o ninguna educación sexual en casa o en la escuela. De la misma forma no tuvieron ningún tipo de información sobre ese tema en la Escuela de Magisterio, aunque consideran importante la educación sexual escolar. Los datos demuestran por tanto que los estudiantes reconocen la importancia de introducir el tema de la educación sexual tanto en los currículums escolares como en su formación como educadores.
La educación sexual se considera una herramienta para la prevención de la violencia machista, los abusos, los acosos, las conductas sexistas… debemos de concienciar y facilitar recursos técnicos y herramientas que sean alternativos a los modelos de violencia normalizados y socialmente establecidos. Por tanto si hacemos educación sexual de forma consciente y desde la infancia favorecemos el desarrollo de la persona de una forma integral, sana y placentera. Si se ofrecen modelos y referentes que ejerzan sus afectos de forma respetuosa, aprenderán a conocer riesgo y oportunidades para poder identificar relaciones de poder y poder así rechazarlas. Si les normalizamos las diversidades entenderán que cualquier persona merece ser respetada. Si les dotamos de pautas de protección y actuación ante casos de maltrato o abuso les estaremos protegiendo. El que niños y niñas comprendan que se puede decir NO ante besos, abrazos o caricias no deseadas y su entorno respete cómo desean trasmitir sus muestras de afectos, les aportará por un lado, conciencia de que su cuerpo es suyo y les pertenece, y por otro, les empoderará para rechazar cualquier tipo de relación no deseada. Por otra parte, si les reforzamos su autoestima y autoconocimiento estaremos potenciando su autonomía y seguridad personal.
En definitiva, si les ayudamos a tomar sus propias decisiones podrán tener una vida sexual plena, sana y placentera. Hablándoles de sexualidad de forma natural y veraz, evitaremos que siga siendo un tema tabú y romperemos mitos.